jeudi 2 mars 2017
Sus
dientes afilados estaban listos para cerrarse alrededor de su cuello,
lo mataría lentamente con el filo de los siglos, y haría que su sombra
desapareciera de ese lugar tan pequeno para dos; "uno solo" se dijo, y
afiló también su mirada para no equivocar la muerte del otro... Mientras
él, el otro, reposaba su cuerpo cerca del rio, y sus músculos
respiraban en silencio, bajo la piel iluminada por el reflejo del
cristal liquido...Nada lo alteraba, y sus ojos se cerraban en dulzor,
sin miedo, para abrirse luego y contemplar de nuevo el mundo, vivo, y tan lleno ya de historias sin final.
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